Reencuentro
Retomo esta bitácora y restablezco así la conexión con ustedes y con este mundo que se nos presenta cada vez menos feliz, pero que sigue exigiendo contexto.
(Retrato de Enrique Álvarez Félix por Leonora Carrington)
Tres semanas de silencio. Circunstancias personales de gran escala dejaron el newsletter fuera de circulación y de paso me condujeron hacia una serie de reflexiones hechas no desde la contemplación o el descanso, sino en medio de movimientos emocionales y espaciales de gran magnitud.
Me pregunto en medio de estas circunstancias por la gestión de mis tiempos, el destino de mis recursos -los materiales y los del corazón-, las razones detrás de aquello que hago y de las miles de cosas que dejo de hacer. Me cuestiono sobre la intensidad de mis esfuerzos y mis afectos, sobre cuáles pesan más, si están bien dirigidos, si generan verdadero provecho. Si lo que cosecho me sirve solo a mí o si tiene valor y es benéfico para todos.
Mientras esas preguntas saltan y las posibles respuestas se cuecen lentamente, el mundo sigue revoloteando a velocidad de vértigo.Temo que su ruido, que es sonoro, visual, informativo y demencial, me aturda y me impida escuchar la voz que me dicte las respuestas que espero. Lo temo porque sé que esa voz suena bajito, como un susurro.
Atento como estaré, espero poder rescatar ideas y hacer hallazgos que sirvan para alimentar este canal de comunicación y compartir las dudas y algunas tímidas certezas, que sean lo suficientemente interesantes y amenas para ser dignas de la atención y el tiempo que me regalan al leerlas.
Retomo esta bitácora y restablezco así la conexión con ustedes y con este mundo que se nos presenta cada vez menos feliz, pero que sigue exigiendo contexto, algo que, a fin de cuentas, no es otra cosa que una urgente y necesaria búsqueda de sentido. Les mando un abrazo y les agradezco mucho por este reencuentro.



Te quiero mucho primito y sabemos que la felicidad como la tristeza son momentos y de ambos se aprende.